El cuerpo habla. Hacia una actitud amorosa y
comprensiva.
Escucharemos lo que dice nuestra mente,
nuestro corazón y nuestro cuerpo de manera divertida, fácil y al ritmo de cada
uno, para poder expresar desde el equilibrio de todas ellas, y así mejorar
tanto la relación con uno mismo como con el otro.
A través de la danza, la expresión, la voz, el juego, el masaje
y la respiración tomaremos conciencia de nuestro cuerpo de una manera divertida
y en contacto con el otro. Guiados a través de la música y de las diferentes
propuestas, desarrollaremos nuestro potencial creativo y emocional, estimulando
y despertando la capacidad de comunicación.
También le daremos un lugar a la palabra, utilizando
herramientas de la Comunicación No Violenta, para familiarizarnos con un
lenguaje desde la observación objetiva, la conexión y la comprensión, para poder
escuchar más claramente lo que sucede en nuestro interior y descubrir lo que
está vivo en nosotros en cada momento.
Como resultado, reforzaremos la autoestima y la confianza en ti
mismo/a, al tener una actitud más amorosa y comprensiva hacia ti y los demás.
Un
taller dirigido a las personas que quieran enriquecerse en la relación consigo
mismo y con los que les rodean.
Recomendado
para todos, sin límite de edad.
Así, pues, en las clases realizamos las siguientes propuestas:
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Utilizamos la música,
ritmos diversos que nos acompañaran en un viaje estimulante y lleno de
sensaciones.
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Bailamos y nos expresamos con todo el cuerpo, en un trabajo progresivo y
consciente sobre el tono muscular, el control y la energía en el
movimiento. Mediante esta danza
aprendemos a escuchar nuestro cuerpo de manera diferente, más allá de la mente,
conectando con mi esencia.
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Trabajamos la respiración
durante toda la clase, activando el cuerpo desde más adentro y soltamos la voz.
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Potenciamos el masaje
que hacemos en parejas o en grupos. El masaje ayuda a relajar zonas tensas, a
aliviar molestias y a sentir el contacto de otra persona.
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Estimulamos la
creatividad, trabajamos las calidades del movimiento, el peso, la fluidez,…
de forma individual y grupal. Dejando que el cuerpo viva, no como un concepto
del pasado, si no como la realidad vibrante del presente. Y nos ponemos en
acción mediante propuestas y juegos que nos ayudan a tomar una mayor conciencia
de nuestro cuerpo y paulatinamente ir
encontrando un lenguaje corporal propio. También usamos otros lenguajes expresivos
como la pintura.
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Y la mirada
nos hace estar más presentes en el espacio. Con este trabajo se van
fortaleciendo los sentidos, la mirada, la escucha y el tacto.
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Le daremos lugar a la palabra para desarrollar un lenguaje
comunicativo más eficaz para cultivar las relaciones, sin juzgar, ni
culpabilizar. Expresando sentimientos y conectando con nuestras necesidades.
Le dedicaremos
un tiempo a la meditación, a la atención plena y a la relajación.