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miércoles, 23 de abril de 2014

Es frecuente que el sufrimiento este relacionado con la ignorancia, ignoro una parte de mí que está como encerrada en una habitación perdida, aislada; y es el sufrimiento que abre una brecha y me permite acceder a un nuevo espacio en mí. Un lugar en el que disfrutaré de mayor bienestar interior y seguridad, y en el que podré mirarme y mirar a los demás con mayor benevolencia y ternura. Y así, la habitación olvidada abre sus puertas de par en par hacia el mundo. 
 
El movimiento y la danza nos ayudan a contactar con estos espacios interiores, sentirlos, habitarlos y abrirme al mundo.

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